“Las varias toneladas de DDT arrojadas la semana pasada a una escombrera de Santurtzi, origen inmediato de la densa nube contaminante que se extendió por el área del Gran Bilbao, obligando a la Jefatura de protección Civil a decretar en la noche del pasado miércoles el estado de alerta, proceden con toda probabilidad de una fábrica de Baracaldo llamada Standard Química”. Así relataba en 1980 Patxo Unzueta en El País el primer incidente grave ligado al lindane en Euskadi.

Para entonces, centenares de toneladas de los residuos que genera la fabricación de este pesticida habían sido arrojados en decenas de vertederos repartidos por Bizkaia e incluso, más adelante, en provincias próximas como Palencia y Soria. Y la cosa no terminó ahí. Tras este accidente, la solución más inmediata consistió en cubrir la superficie de la escombrera con varios centímetros de arena procedente de la playa de La Arena. Al margen del enfado que generó en Muskiz, la posterior eliminación del lindane se complicó aún más, al haberse acumulado aún más residuos.
El problema de este pesticida es que su fabricación generaba basura muy contaminante. Por cada tonelada de lindane se producían nueve de residuos que no servían para nada pero tampoco se podían eliminar. Tampoco es posible hacerlo con la tecnología actual, lo que explica por qué han sido introducidos en una celda de alta seguridad en Barakaldo.
El lindane se venía utilizando desde los años cincuenta como potente insecticida agrícola e incluso en ciudades. Así por ejemplo, se empleó de manera masiva para limpiar de mosquitos toda La Manga del Mar Menor, con el fin de atraer turistas. En España no hubo consciencia de su toxicidad hasta los ochenta. Es entonces cuando se prohibe el vertido de sus residuos e incluso su uso libre.
En Bizkaia había dos fábricas que lo elaboraban: Nexana Celamerck, situada en Asua-Erandio, y Bilbao Chemicals, localizada en Ansio-Barakaldo, justo donde ahora está la estación de metro, y que anteriormente había sido conocida como Idanor, Standard Química e Insecticidas Cóndor. Según el Gobierno Vasco, antes de su cierre las dos pertenecían, a través de sociedades interpuestas, a sendas multinacionales: Merck y Boehringer, respectivamente.
Bilbao Chemicals fue probablemente la más conocida. En los ochenta y los noventa su nombre aparecía día sí y día no en el periódico. Además de llenar Bizkaia de vertederos ilegales (y no registrados) con los restos de su fabricación, en los últimos años se dedicó a almacenarlos junto a su factoría de Barakaldo. Para complicar más las cosas, esta planta estaba situada junto a la A-8, con lo que un accidente de un camión podía potencialmente provocar una catástrofe. Pese a todo, el administrador de Bilbao Chemicals, Pedro María Parra, sólo fue condenado en Palencia por delito ecológico en grado de tentativa con una irrisoria multa de 600 euros. Había intentado verter allí unos residuos.
El problema se extendía fuera de Euskadi. En Aragón, una empresa conocida como Inquinosa y que El País relacionó con Bilbao Chemicals, fabricó lindane y llenó la zona de sus residuos. Su máximo responsable, Jesús Herboso, que no está claro si era vasco pero sí que residía en Santurtzi, fue condenado por delito ecológico en 1999 y posteriormente a pagar una multa de 6,5 millones de eurospor los daños causados al medio ambiente. Paradójicamente, esta empresa sigue existiendo, aunque ahora el lindane lo fabrica en Rumanía.
Tras el cierre de las empresas, el Gobierno Vasco se hizo cargo del problema. Por una parte, decidiódemandar una solución a las dos multinacionales y, por otra, buscó formulas para eliminar los vertidos, que en los noventa empezaron a aparecer por doquier. Cada vez que se levantaba una piedra en la margen izquierda, aparecía algo de lindane. Fue el caso especialmente de centros comerciales como Max Center, Pryca o Megapark. Incluso en el de Artea, situado cerca de Neguri, se encontró lindane.
La persecución contra las multinacionales parece ser que concluyó con un acuerdo, firmado por el ex consejero socialista José Antonio Maturana, en virtud del cual Boehringer y Merck se comprometían a abonar 4 millones de euros a cambio de inmunidad total. Paradójicamente, las dos empresas negaron entonces públicamente haber pagado para que se efectuara la limpieza.
El Gobierno Vasco también mantuvo silencio, probablemente porque esto formaba parte del acuerdo, y salvo una comparecencia en el Parlamento Vasco del sucesor de Maturana y dos menciones recientes en El País y Gara, nada se ha sabido de este contrato. Sea como fuere, cuatro millones de euros parecen muy pocos comparados con lo que realmente ha costado eliminar el lindane y “esconder” los vertidos. Sólo la UE pagó 38 millones de euros.
¿En qué se invirtieron? Por una parte, en una planta para tratar las 5.000 toneladas de lindane puro que se quedaron en la fábrica de Barakaldo. De esta labor se encargó Ihobe, un organismo dependiente del Gobierno Vasco, que también se hizo cargo de las dos celdas de seguridad en las que están guardados 600.000 metros cúbicos de tierras contaminadas a la espera de que un día la tecnología permita tratarlos. La más grande está en el monte Argalario, en Barakaldo, y la otra está en terrenos del aeropuerto de Loiu.
Las secuelas judiciales todavía continúan. Los grupos ecologistas han demandado a las empresas promotoras de los centros comerciales de Pryca, Artea y Max Center por no tratar adecuadamente los residuos de lindane que aparecieron en sus terrenos y a la Administración por tolerarlo.
El caso más grave es el de Pryca Sestao, ya que los vertidos fueron simplemente trasladados, de forma clandestina, a un pabellón cercano de Babcock Wilcox, la empresa pública que había vendido los terrenos en que se instaló el actual Carrefour. Se da la circunstancia, nunca aclarada, de que uno de los ex presidentes de Babcock Wilcox figuró en el consejo de administración de Standard Química.

Fecha de publicación: 22/10/2013
Una nueva solución para el problema del lindano
La UPV/EHU y Tecnalia están buscando nuevas soluciones para eliminar las consecuencias de la fabricación y utilización de lindano con el empleo de nanopartículas de hierro
Itxaso San Román ha estudiado la aplicabilidad y la capacidad de las nanopartículas de hierro de eliminar el lindano
Durante muchos años, dos empresas ubicadas en Bizkaia, Bilbao Chemicals (Barakaldo 1947-1987) y Nexana (Erandio 1952-1982), han estado fabricando lindano y vertiéndolo al medio ambiente sin ningún tipo de control. Hoy en día nos damos cuenta de la necesidad de solucionar los problemas originados por dichos vertidos y de la dificultad de hacerlo ya que, todavía no existe un proceso viable para destruir con seguridad el lindano mezclado con tierra. Un estudio del Departamento de Química Física y Química Analítica de la UPV/EHU en colaboración con Tecnalia confirma la hipótesis de la alta reactividad de las nanopartículas de hierro para degradar el lindano. El estudio se ha publicado en la prestigiosa revista Chemosphere.
El lindano se ha utilizado habitualmente entre los agricultores como insecticida y plaguicida, y aunque en la actualidad su uso está prohibido, las consecuencias de la fabricación y utilización de lindano no han desaparecido. El peligro del lindano procede de que además de ser tóxico, tiene la capacidad de ser almacenado en los seres vivos. Desde el punto de vista ambiental, presenta baja solubilidad, alta estabilidad y alta persistencia y resistencia a la degradación en el medio ambiente.
Aunque todavía no existe un proceso viable para destruir con seguridad el lindano, una alternativa innovadora y eficiente es el empleo de nanopartículas de hierro. Las nanopartículas de hierro han demostrado una alta eficacia como agente descontaminante frente a distintas familias de compuestos de elevada toxicidad como es el caso del lindano. Sin embargo, presentan una serie de inconvenientes que limitan y dificultan su aplicación, puesto que se oxidan con facilidad en presencia del aire y su tendencia a aglomerarse limita su movilidad en el medio que se quiera aplicar. Por lo que se establece la necesidad de protegerlas, utilizando como recubrimientos polímeros biodegradables como la celulosa de carboxilo metilo (CMC), el poliaspartato (PAP) y el poli(ácido acrílico) (PAA).
Del laboratorio a tierra firme"El objetivo principal de nuestro estudio ha sido validar, a escala de laboratorio, la aplicabilidad y la capacidad de estas nanopartículas de hierro de eliminar el lindano" explica Itxaso San Román, miembro del Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU. Para ello, se precisa de técnicas analíticas avanzadas capaces de monitorizar el proceso de degradación que se dará en presencia de las diferentes nanopartículas, determinar la velocidad de dicha reacción y detectar a su vez los posibles subproductos que se formen de esta reacción.
El proceso de degradación del propio contaminante se evaluó mediante el análisis de muestras de agua con lindano empleando la técnica denominada extracción en fase sólida (SPE). De este modo, se midió el lindano que iba quedando en la disolución a lo largo del tiempo. A su vez, se utilizó la técnica de microextracción en fase sólida (SPME) con el fin de detectar en cada momento del estudio los subproductos gaseosos generados en la degradación mediante un cromatógrafo de gases con detector de espectrometría de masas (GC/MS).
Mediante las técnicas empleadas, se ha podido comparar y estudiar la efectividad de los diferentes tipos de nanopartículas utilizadas para degradar el lindano, además de conocer la velocidad de reacción en cada caso. En el estudio se ha observado cómo el lindano ha ido desapareciendo en presencia de las nanopartículas a lo largo del tiempo ( entre 1 y 72 horas), mostrando diferentes tendencias y velocidades de reacción. "La protección de las nanopartículas incrementa la eficiencia de la degradación del lindano, previniendo además, la aglomeración de las nanopartículas dando como resultado una mayor superficie de reacción" señala Itxaso San Román. Por otro lado, "a medida que la concentración de lindano en agua disminuía con el tiempo, se observó la aparición de otros subproductos menos nocivos, los cuales con el tiempo se transformarán probablemente en compuestos más inócuos" cuenta. De este modo, "queda demostrado que, tanto las nanopartículas recubiertas como las que no, son capaces de transformar el lindano en otros productos menos perjudiciales" subraya San Román. "Este hecho proporciona una valiosa información para su futura aplicación como herramienta de descontaminación en matrices medioambientales reales" añade.
Acerca de la autoraItxaso San Román es investigadora del Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU. La investigación a la que se hace referencia se ha desarrollado en colaboración con el Departamento de Química Física de la UPV/EHU y la Corporación Tecnalia.
Referencia bibliográficaI. San Román, M.L. Alonso, L. Bartolomé, A. Galdames, E. Goiti, M. Ocejo, M. Moragues, R. M, Alonso, J.L. Vilas. Relevance study of bare and coated zero valent iron nanoparticles for lindane degradation from its by-product monitorization. Chemosphere. ISSN:0045-6535
DOI:10.1016/j.chemosphere.2013.07.050
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0045653513010345