Según Zizek, en el sistema económico actual la caridad no es cosa de unas pocas personas que se dedican a la filantropía sino que es un rasgo básico del funcionamiento del propio sistema. Resumiendo, el capitalismo ha integrado la caridad dentro de su lógica de funcionamiento; la caridad (¿y la solidaridad?) ya no se da fuera o al margen de la lógica de acumulación de capital y de los intercambios mercantiles; es parte de ellos.
Zizek pone como ejemplo la práctica de tomar café en un Starbucks. Una práctica cuya esencia es un intercambio de mercado de café por dinero, se nos presenta, además, como una forma de contribuir a la protección del medio ambiente (el café ecológico) o al desarrollo del Tercer Mundo (el café de Comercio Justo).
De esta manera, la filantropía deja de ser una actividad disociada de la lógica de la acumulación de capital, como en el caso de los ricos como George Soros que se dedican en su tiempo de trabajo a reproducir y a acrecentar las desigualdades económicas y que, a la tarde, en sus ratos libres se redimen entregando una parte de su fortuna a obras de caridad.
Según Zizek, ya no es necesario elegir, tenemos dos por el precio de uno, podemos sentarnos en un local de una multinacional mientras navegamos por internet y, al mismo tiempo contribuir a solucionar el problema del hambre en el mundo; ¿no es maravilloso?
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