Los oligopolios energéticos que se dan en España tanto en el negocio de
la electricidad como en el de los hidrocarburos tienen consecuencias
negativas a distintos niveles. En primer lugar, la existencia del
oligopolio implica precios más altos que los que se darían en una
situación de competencia. Esto es negativo para los consumidores;
pero también suponen un importante lastre para las empresas que
soportan unos mayores costes y pierden competitividad. En segundo
lugar, los oligopolios son una amenaza para la democracia, porque los
intereses de estas megacompañías prevalecen sobre los de los
ciudadanos. Por último, el oligopolio, dificulta la transición
hacia otro modelo energético en el que las renovables tengan un
mayor peso.
Miseria de mercado: pobreza energética y falta de competitividad
La existencia de un
reducido número de empresas oferentes en un mercado, lo que se
conoce como oligopolio, hace posible que dichas empresas acuerden no
competir entre ellas y acaben fijando el precio del producto. Las
prácticas oligopólicas no son legales y el Estado tiene la
obligación de actuar cuando estas se producen para garantizar que se
dé una competencia adecuada. Sin embargo, en el caso español la
actuación del Estado frente a los oligopolios energéticos se ha
movido desde el “dejar hacer” que podemos observar en el sector
de los hidrocarburos, al papel activo de regulador en favor de las
compañías que ha tenido en el sector eléctrico.
Si
atendemos al sector de los hidrocarburos el propio ministro Soria se
ha visto obligado a reconocer esta semana que en España la gasolina
es cara por un excesivo margen de las petrolerasi.
En el último año el margen de la gasolina, un negocio controlado en
España por tres grandes empresas (Repsol, Cepsa y BP) ha aumentado
un 25%. Mientras se ponen en marcha reformas laborales que pretenden
aumentar la competitividad a base de recortar el sueldo a los
trabajadores, las petroleras suben sus márgenes suprimiendo en gran
medida las ganancias de competitividad que se habían dado por la
bajada de salarios. El balance es claro. La industria es
perjudicada; no mejora su competitividad, los salarios son más bajos
pero los combustibles más caros. Los ciudadanos son los más
castigados; ven reducirse sus sueldos y pagan más por desplazarse.
Las compañías petroleras se benefician del aumento de precios.
Corolario: el gobierno actúa como un Robin Hood invertido que
redistribuye desde los pobres hacia los ricos.
En
el sector eléctrico, un sector ampliamente regulado, tenemos que las
empresas eléctricas españolas tienen unos márgenes que suponen
aproximadamente el doble de los que obtienen sus homólogas
europeasii.
Esto es consecuencia de una regulación que beneficia a las empresas
en contra de los intereses de la mayoría social. A pesar de que el
impacto de los elevadísimos precios de la electricidad se ha visto
limitado, en parte, por la existencia de la Tarifa de Último
Recurso, regulada por el gobierno; esto ha sido a costa de generar
una enorme deuda con las compañías eléctricas. El conocido como
déficit de tarifa es la diferencia entre lo que paga el consumidor
en la tarifa regulada y lo que ingresa la empresa. El déficit va
generando una deuda que o bien deberá pagar el consumidor en futuras
facturas o bien deberá ser asumida por el Estado. Actualmente esta
deuda asciende a unos 26.000 millones de eurosiii.
El
intento del gobierno de controlar esa deuda se traduce en nuevas
subidas de la tarifa. Según Facua la tarifa eléctrica se ha
encarecido un 35,15% para el usuario medio en los últimos cinco
añosiv.
Entre 2003 y 2011 el aumento de la tarifa fue del 63%v.
Estos precios, especialmente en una situación de crisis económica
profunda y alto desempleo como la que se está viviendo en España
implican que muchas familias tienen que restringir el uso de los
aparatos calefactores en invierno y que, en caso de que no puedan
hacer frente al pago de la factura, pueden verse condenadas a un
corte de luz. Es lo que se conoce como pobreza energética y más de
cuatro millones de personas la sufren cada día en Españavi.
Para
la industria las perspectivas de una tarifa de la luz cara no son más
halagüeñas que para las familias. Por ejemplo, el sector del
reciclaje
ha denunciado ante los Ministerios de Industria y de Economía que
las recientes subidas de la tarifa eléctrica pueden implicar que
muchas empresas tengan que cerrar o despedir trabajadoresvii.
La falta de competitividad inducida por las subidas tarifarias se
traduce en más paro y en más recortes salariales. Mientras, los
directivos de las grandes empresas, en plena crisis, subieron sus
sueldos un 7% en 2013viii.
Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola ganó, él solito,
7,4 millones de eurosix.
Miseria de democracia: la política de puertas giratorias
En
un contexto de grandes oligopolios privados que controlan los
sectores estratégicos de un país, la democracia también funciona
mal . Es bien conocido, por ejemplo, el sistema de puertas giratorias
a través del cuál las élites pasan de los puestos de
responsabilidad en los gobiernos a los consejos de administración de
las grandes empresas privadas y viceversa. Estas puertas giratorias
podrían interpretarse como el pago que las compañías energéticas
dan a los políticos por los servicios prestados durante el
ejercicio de sus cargos públicos.
La
lista
de ex-políticos en consejos de administración de grandes empresas
es extensax.
Solamente en el sector eléctrico El Confidencial identificaba 24 ex
altos cargos públicos de los diferentes partidos que actualmente
tienen responsabilidades de gobierno en las diferentes autonomías:
PSOE, PP, CIU y PNV, además de un ex miembro de la UCDxi.
En esta lista se encuentran dos de los tres expresidentes del
gobierno que actualmente se encuentran vivos: Jose María Aznar en el
consejo de administración de Endesa y Felipe González en el de Gas
Natural.
Las puertas giratorias
relegan al interés general a la sección de objetos perdidos. Los
representantes políticos dejan de representar los intereses de sus
votantes para defender a ultranza los privilegios de una oligarquía
de la que, en última instancia, acaban siendo socios preferentes.
Miseria de modelo energético: combustibles fósiles y dependencia
Decíamos
que el oligopolio energético dificulta la transición hacia otro
modelo en el que las energías renovables tengan un mayor peso. Esto
no sólo es perjudicial desde unas perspectiva ecológica sino que,
además, puede tener unos efectos económicos desastrosos en un
futuro no muy lejano. Téngase en cuenta que nos encontramos en un
momento en el que los combustibles fósiles se encuentran en un
proceso de agotamiento progresivo que va a disparar los costes de
producción de la energía y en un país con una dependencia fósil
casi total respecto al exterior.
Durante
la actual legislatura se ha puesto en marcha una política deliberada
contra las energías renovables. Precisamente con el objetivo de
hacer frente al déficit de tarifa, el gobierno del PP retiró en
2012 las primas a los nuevos proyectos en energías renovables.
Además se aprobó una regulación que penaliza de manera importante
los pequeños proyectos autónomos de generación. Esto ha paralizado
las inversiones en este tipo de energías en contra de una tendencia
que se da ya a nivel mundial y no sólo en los países desarrollados.
Las renovables no son el futuro, son el presente; la generación de
energía solar ha aumentado a nivel mundial un 35% en 2013 y se
espera que este año el aumento sea del 40%xii.
Hay
que decir que la estructura oligopólica del mercado energético o
las puertas giratorias no son situaciones que se den solo en España.
La supresión de las primas a las renovables, por ejemplo, se ha
convertido en una de las demandas a nivel europeo de las grandes
compañías eléctricas que parecen no sentirse cómodas en un
sector, el de las renovables, en el que es más fácil implementar
pequeños proyectos de generación y en el que, por lo tanto su poder
podría verse amenazado.
Pero,
a pesar de que el oligopolio energético no es un fenómeno
exclusivamente español si que se puede observar cierta tendencia a
que los rasgos de esta deriva oligárquica presente unos perfiles más
marcados o más visibles que en otros países europeos.
Como
vemos el oligopolio genera miseria. Miseria en el consumidor al que
condena a la pobreza energética. Miseria en la industria, a la que
resta competitividad. Miseria en el sistema democrático, al que
convierte en un entramado de puertas giratorias. Y, finalmente,
miseria ecológica porque redunda en un sistema energético
destructivo e insostenible.
Fuentes
i http://economia.elpais.com/economia/2014/03/25/actualidad/1395763715_672866.html
ii http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/acierto-agosto/mercados-cotizaciones/noticias/4870920/05/13/Las-electricas-espanolas-casi-doblan-el-margen-de-beneficio-de-las-europeas.html
iii http://cincodias.com/cincodias/2013/04/18/empresas/1366304570_744352.html
iv http://publico.es/dinero/499579/el-gobierno-sube-un-18-el-precio-de-la-parte-fija-de-la-electricidad-y-baja-un-6-la-variable-segun-facua
v http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/11/18/actualidad/1384804082_062275.html
vi http://www.publico.es/actualidad/490747/mas-de-cuatro-millones-de-personas-sufren-pobreza-energetica-en-espana
vii http://www.expansion.com/2013/11/08/empresas/energia/1383931643.html
viii http://www.expansion.com/2014/01/14/economia/1389698127.html
ix http://www.elmundo.es/economia/2014/02/21/5307354222601d083e8b4570.html
xi http://www.elconfidencial.com/espana/2013-12-21/el-sector-electrico-espanol-da-trabajo-a-24-excargos-publicos_69155/
xii http://www.expansion.com/2014/03/25/empresas/energia/1395750988.html
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